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57 »Esos dioses de madera recubiertos de oro y plata tampoco pueden escapar de los ladrones y bandidos. Llegan y les quitan a la fuerza el oro, la plata y la ropa con que están cubiertos, y se van, y los dioses no pueden defenderse. 58 Por eso, un rey que demuestre su valor, o un utensilio que preste algún servicio en una casa y que el dueño usa como quiere, son preferibles a uno de esos dioses falsos. Más vale una puerta en una casa, que proteja lo que hay dentro, o una columna de madera en un palacio, que uno de esos dioses falsos. 59 El sol, la luna y las estrellas brillan, cumplen una misión útil y obedecen.

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